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Gracias, musa, por hacerme sentir, pensar y escribir. Cosas que llevaba tiempo sin hacer y que tú despiertas en mí de manera única y especial. Vuelven los versos a poblar mis días. Gracias, musa. ...

Unas pocas palabras y la verdad de mi corazón sale a la luz, con el vestido de lo irremediable, con la profundidad del océano. ...

Hoy he leído que “el secreto de la dicha reside más en darla que esperarla” y entiendo que esperarla es también, en ocasiones, recibirla. Cuando escribo un poema me siento dichoso. En sus palabras entregó mi corazón. Si la persona a la que dedico el poema lo recibe y el poema no se queda en un cajón, mi dicha aumenta; y si le gusta, la dicha aún crece un poco más. Supongo que con la dicha paso como con la felicidad, que hay momentos dichosos, pero no es un estado permanente. Al menos hoy, puedo decir que me siento dichoso. Será por eso que todo el día he tenido una sonrisa en los labios. Y creo que sí, es mejor darla....