Cuando ya…

Cuando ya…

Cuando ya parecía que había elegido un camino en la encrucijada, que iba a dar un primer paso, la fiebre me recuerda mi debilidad, me deja de nuevo hundido, sin distinguir entre realidad y deseo, entre sueño y realidad. Así que sigo teniendo delante la encrucijada. Continúo sin fuerzas para moverme y dejo pasar los días (qué lentos son) aceptando la nada que me traen, este valle desierto sin palabras ni motivos para la esperanza. Aunque en el fondo mantengo una sola, porque espero poder arrancarme de la postración cuando recupere las fuerzas físicas y mentales que me han abandonado. La voz de mi antiguo yo me dice: “En primavera”.  Y yo le digo: “Ahora. Lo antes posible”.