Primeras tardes de otoño

Primeras tardes de otoño

Las primeras tardes del otoño siguen provocando en mí los mismos efectos que antes: una melancolía incontrolable y una poderosa fascinación por su luz. No creo que haya una luz más pura ni más hermosa que la de estas tardes de finales de septiembre, donde se concentra, como en la uva del racimo, toda la dulzura del verano y la tristeza del frío venidero. Primeras tardes del otoño que me ahogan con su melancolía. La de lo que no pudo ser, la de lo que no se olvida.