Publicado a las 19:50h
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por Rafael Ávila Cañizares
Tenía ganas de volver a la rutina y por fin ha llegado el día. Que las jornadas sean todas iguales, que el trabajo no me deje tiempo para pensar ni para sentir, que el cansancio me mantenga sin fuerzas, aturdido, como a un muñeco de trapo con el corazón deshecho. Tal vez sea la única manera de sobrevivir a este año que ni es nuevo ni es feliz....