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Hoy hay luna llena. Una superluna. Salgo a contemplarla. Y dudo si es otra señal que anuncia, de algún modo, la llegada de la Primavera, o un último coletazo del invierno porque la miro y me produce un escalofrío la frialdad que transmite. Está entre brumas y eso acentúa esa impresión negativa. Hoy me cuesta mucho apreciar la belleza que siempre ha representado para mí su redonda figura....

En esta Primavera adelantada, vuelvo a uno de mis poetas preferidos, Pedro Salinas. Releo un poema suyo titulado “Cuánto sabe la flor” de su libro “Largo lamento”. Y me emociona la clarividencia del poeta, es esa lucidez frente al mundo y sus cosas, en parte, la que los hace grandes poetas, porque efectivamente, la flor siempre es más inteligente que su jardinero....

La Primavera sigue ejerciendo en mí un efecto benéfico. Mi ánimo se eleva poco a poco. Mi mirada se desviste de la tristeza y es capaz de mirar a su alrededor con cierta serenidad....

Hoy he dado un paseo. Solo, como siempre. Con mi conciencia. Mis miedos y mis torpezas. Aún continúa esta sensación de vacío. Siento que estoy en un agujero negro, mi rincón del mundo es oscuro, no hay luz....

Cuando ya parecía que había elegido un camino en la encrucijada, que iba a dar un primer paso, la fiebre me recuerda mi debilidad, me deja de nuevo hundido, sin distinguir entre realidad y deseo, entre sueño y realidad. Así que sigo teniendo delante la encrucijada. Continúo sin fuerzas para moverme y dejo pasar los días (qué lentos son) aceptando la nada que me traen, este valle desierto sin palabras ni motivos para la esperanza. Aunque en el fondo mantengo una sola, porque espero poder arrancarme de la postración cuando recupere las fuerzas físicas y mentales que me han abandonado. La voz de mi antiguo yo me dice: “En primavera”.  Y yo le digo: “Ahora. Lo antes posible”....

Otra vez la vida me pone en una encrucijada. Me sitúa en la tesitura de elegir, algo que hacemos continuamente a diario, pero no con la intuición de estar poniendo el corazón y el alma en juego. Y aquí estoy. Parado en esta bifurcación del camino. Sin saber, sinceramente, qué camino elegir, pero sabiendo que debo optar más pronto que tarde por uno de los dos, porque el esfuerzo mental me tiene agotado y no quiero  seguir viviendo en el limbo de la indecisión.  ...