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Estos días se me están haciendo largos. La sensación de vacío crece en mi pecho, crece la pesadumbre y la melancolía y no sólo porque este acabando el año, lo que siempre me pone triste, sino porque sé que el comienzo del próximo tampoco traerá aires distintos a mi vida. Aquellos proyectos que me hacían ilusión hace unas semanas, ahora me son indiferentes a pesar de ir haciéndose realidad. Y es que quisiera desaparecer, perder esta densidad que me ata al suelo y mancha mi espíritu de barro....

En este mundo real donde ahora habito, un frío inconsolable sacude mi pecho, los días son todos iguales y con su paso monocorde van dejando un regusto amargo en la boca, como si saboreara la desdicha, el silencio se impone un poco más cada jornada. Si en un momento dado me pregunto por qué estoy aquí, mi conciencia exhibe un catálogo de culpas, ante ellas, bajo la mirada y continúo cabizbajo mis pasos hacia la nada que se ha convertido en mi paisaje....

Mis primeros pasos en este nuevo territorio son dubitativos. Me detengo a menudo porque no sé dónde voy. Miro hacia adelante, pero no encuentro un horizonte. Todo tiene un color apagado, lejos de la luz a la que estaba acostumbrado. Pero ahora sé que lo que veo es real. Tengo que reconstruirme, ser otro, encontrar mi opuesto, aunque pienso que puede que mi otro yo siga amándola. En cualquier caso debo andar el camino....

En estos últimos días del año mi vida ha entrado en un proceso de cambio. Ahora es distinta a la de hace solo unas semanas. En poco tiempo he bajado desde el cielo a la tierra. El golpe ha sido duro y aún sigue doliendo, pero he abierto los ojos y veo un paisaje nuevo: la realidad. Quiero en este nuevo blog contar mis pasos, lo que vaya viviendo, pensando y sintiendo. Es decir, escribiré sobre la vida. Espero que os guste....