Vuelvo a sentirme encerrado en un laberinto. Pero si antes fue una elección y sus paredes eran abrazos turquesas, este en el que vivo hoy, tiene paredes duras con las que choco continuamente y del que no encuentro la salida. De nuevo en el laberinto. Pero triste, solitario y final....
Me siento en una espiral que me arrastra. No soy yo quien decide dónde ir. Soy llevado por una fuerza superior a mis fuerzas, de por sí escasas. En el torbellino que me arrastra, no veo con claridad qué hacer ni hacia qué lugar dirigirme. Intento respirar en este presente que me toca vivir. No quiero mirar al pasado, sigue doliéndome y el futuro me parece un agujero negro dispuesto a tragarme. Me aferro a este presente donde la luz no ha terminado de apagarse del todo. Aún queda una vela temblorosa en mi corazón....
La existencia es esa montaña rusa donde nada es permanente. En un momento estás lleno de ilusiones y en el otro caes en la tristeza y el desengaño. Vida y muerte se mezclan, alegría y dolor. Esta tarde he leído un poema en un acto hermoso celebrado en un museo. Me llega la noticia del fallecimiento de un amigo. Recibo una carta cuya sinceridad duele y el día termina dejándome un sabor agridulce, como la propia existencia. He terminado un poema sobre la muerte y el hueco que deja en nuestras vidas. Siempre, al final, la poesía....
Llegan nuevos tiempos. Una Primavera distinta. No sé cuándo volveremos a la vida de antes, tal vez nunca. Pero sé que quiero volver a tener ilusiones, sentirme libre, viajar...